Un problema que tenemos en común en nuestros pies, y que es el más habitual de todos, es tener callosidades. Uno de los productos más usados para su eliminación y sin ayuda de un profesional es el famoso callicida. Se ha convertido en un producto tan habitual en nuestra vida que hasta lo puedes encontrar fácilmente en un supermercado en la sección de cosméticos o droguería al igual que otros productos de nuestro cuidado personal. ¿Sabías qué el uso producto de este producto puede llegar a ser peligroso?
El callicida es un producto el cual su componente principal es ácido salicílico. El ácido salicílico es un producto destinado a «quemar» lesiones que tengamos en la piel, por lo cual también es un conocido producto para tratamientos antiverrugas.
¿Por qué es desaconsejable su uso? Te voy a dar varias razones:
- Al igual que un médico te dice que no te automediques, nosotros los podólogos te pedimos que no te autodiagnostiques. ¿Cuál es la razón? La principal razón es que un callo o dureza se puede confundir con otras patologías como verrugas plantares, taponar heridas (las úlceras suelen tener callosidad alrededor o incluso esta callosidad cubrirla de tal forma que es indetectable), etc. Si tratamos una lesión peligrosa como algo diferente usando callicida, lo más probable es que agravemos esa patología.
- Se debe tener claro que un callicida no eliminará definitivamente el problema, ya que un callo siempre es la consecuencia de otro problema (sea patología o alteración) que tengamos en el propio pie. Yo siempre digo a mis paciente que deben pensar en los callos como un mecanismo de defensa de la propia piel del pie en una zona con demasiada carga, es decir, cuando una zona del pie tiene demasiada presión o compresión, en vez de quedar la piel desprotegida y dejar que se forme una herida, ésta se protege engrosándose para tener una mejor amortiguación, es decir, el callo. Hasta que no se determine el problema primario, el problema secundario no tendrá solución.
- Al principio hemos comentado que la principal acción de estos productos es «quemar» la lesión para eliminarla. Uno de sus principales riesgos es quemar piel sana de alrededor de la lesión y/o herida y provocar una quemadura que puede llegar a ser grave y necesitar medicación como antibióticos debido a la infección en la que puede derivar. Según la gravedad, esta quemadura puede no limitarse a la zona de la piel y profundizar incluso hasta musculatura y hueso conllevando más dolor y tratamientos más agresivos llegando a la cirugía.
- Otra de las principales razones, y la que yo considero más importante, es que es un producto contraindicado y prohibido en personas que padecen diabetes. Es bien conocido que la diabetes puede provocar serios problemas en los pies si no está bien controlada o simplemente se llega a esas complicaciones con los años de evolución de la enfermedad. Los dos principales problemas en el pie son la insuficiencia circulatoria (por el cual se dificulta la cicatrización de las heridas) y la falta de sensibilidad (por el cual es imprescindible inspeccionar diariamente los pies para comprobar que no hay anormalidad en ellos debido a que no notamos si se produce alguna herida por falta de dolor o molestia debido a esa falta de sensibilidad. Ante la falta de sensibilidad, si se aplica un callicida, esa persona no notará que posiblemente se esta produciendo una quemadura. Ante la insuficiencia circulatoria, la quemadura que se produzca tiene más dificultad en sanarse y complicarse en una posible úlcera. Si ya es grave el problema generado con una sola complicación, podéis imaginaros el desastre producido con los dos problemas juntos.
Debemos aclarar que el profesional que diagnostica, previene y trata las afecciones de los pies es el podólogo, por tanto, hay que evitar lo máximo posible el autodiagnóstico ya que ello nos puede llevar a un problema mayor debido a propio desconocimiento y no saber diferenciar diferentes tipos de lesiones o problemas en el pie. Una vez en la consulta, el podólogo decidirá cual es el tratamiento más óptimo o mejor para aplicar, un tratamiento que puede derivar desde una simple quiropodia (la eliminación de callos y durezas, no debe confundirse con una pedicura ya que la quiropodia tiene un carácter terapéutico mientras que la pedicura es de carácter estético) hasta un posible tratamiento con ortesis plantares (comúnmente conocido como plantillas) debido a una alteración en la marcha (comúnmente conocido como mala pisada) o incluso una cirugía si la deformación es seria.
En concusión: la mejor decisión que puede tomar ante la sospecha de una lesión en su pie es acudir al podólogo para que éste decida cuál será el tratamiento más efectivo para cada caso, así como determinar a qué se debe su aparición.
Como pacientes, debemos concienciarnos de la importancia de visitar a nuestro podólogo para tratar las patologías que puedan afectar a nuestro pies, así como descartar el autodiagnóstico y la aplicación de callicidas en incluso remedios caseros.
Por último, os dejo una infografía del Colegio Profesional de Podólogos de Galicia que resume muy bien el problema.

También puedes escuchar el programa de radio que realicé sobre este tema en Radiolé Costa de la Luz: