Lesiones por congelación

El frío se puede definir como una temperatura inferior a la ordinaria o la ausencia de calor. Las lesiones producidas por congelación nos han ido acompañando a lo largo de nuestra historias, fueron ya descritas en la historia durante la travesía de los Alpes por Aníbal en el año 218 A.c.

La primera descripción clínica de las lesiones que producía la congelación fue en 1585 gracias a las obras de Ambroise Paré, siendo cirujano del rey de Francia. Este tipo de lesiones azotaron enormemente a la armada napoleónica al retirarse de Rusia.

En la Primera Guerra Mundial, las compañías de artillería senegalesas estuvieron bastante afectados. Pero sin embargo dónde realmente se sufrió este tipo de lesiones fue en el invierno de 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, en la Batalla de Stalingrado. Que se sepa, en las tropas Alemanas se presentó más de 15 000 amputaciones de alguna parte del miembro por su congelación. Fue uno de los más perversos males sufridos por los combatientes en Rusia. El mayor problema es que muchas veces quien lo sufre no nota el momento cuando ocurre el congelamiento y en los casos severos, produce somnolencia y muerte. En los casos menos graves, fue muy frecuente la congelación de miembros, sobre todo los pies y piernas.

La lesión por congelación es una destrucción del tejido tisular provocado por una exposición prolongada a una temperatura inferior a 0ºC. Las partes del cuerpo humano que más lo sufren son las extremidades, sobre todo los dedos de los pies y los dedos de las manos, aunque también lo sufren las orejas o nariz.

La congelación se da por varios mecanismos, por una parte se debe por la redistribución de la circulación sanguínea beneficiándose las zonas centrales y provocando el daño en las extremidades por vasoconstricción, de la congelación de los tejidos seguida de hipoxia y de inflamación y de fenómenos reológicos por hiperviscosidad sanguíneas.

Los distintos factores que provocan las lesiones de la congelación, se debe principalmente a factores extrínsecos y ambientales, como es el caso de la temperatura exterior, de la humedad, del viento, del tiempo de exposición. Otros factores que ayudan a desencadenar es la humedad cutánea, el contacto con los objetos frío. Si se ha podido ver que hay algunos factores intrínsecos que intervienen o perjudican más a la congelación de una zona del cuerpo como es el caso de la deshidratación, el agotamiento físico, patologías vasculares, anomalías sanguíneas que puedan provocar alteraciones en el flujo capilar.

Se han descrito diferentes fases en una lesión por congelación:

  • Fase primaria de la lesión (Día 0). Una lesión que se caracteriza por un aspecto lívido y frío de los tejidos, normalmente indoloro por una anestesia provocada por el frío.
  • Fase segundaria de la lesión (Día 1-2). Esta fase se inicia tras un recalentamiento y permite poder visualizar mejor toda la demarcación entre los tejidos congelados y los tejidos sanos. Aquí se aprecia ampollas, que normalmente aparece a las 12-24 horas del daño ya ocasionado.
  • Fase tardía (Día 7-45). En esta fase aparece la necrosis.

Se han podido clasificar las lesiones por congelación en cuatro estadios clínicos:

  1. Estadios 1. Se caracteriza por la palidez y posterior cianosis transitoria. En el estadio 1 se cura en unos días por recalentamiento.
  2. Estadio 2. Se caracteriza por la formación de flictenas claras o ampollas claras.
  3. Estadio 3. Se caracteriza por la formación de flictenas serohemáticas.
  4. Estadio 4. Se caracteriza por la formación de lesiones necróticas.

Ante una lesión producida por congelación, hay que valorar precozmente la extensión de las lesiones que ya no se puede curar. La gammagrafía ósea facilita esta valoración, se realiza al tercer día y presenta un valor pronóstico en cuanto al riesgo de secuelas.

El tratamiento inicial de una lesión por congelación es bastante importante. Se realiza el recalentamiento de las extremidades en un baño de agua suave, durante 1 hora, asociado a la administración de 250 mg de ácido salicílico por vía oral o intravenosa. En caso de desaparición de las lesiones tras recalentamiento, no es necesario el ingreso hospitalario, y se prescribe aspirina durante 10 días.

En el caso de persistencia de las lesiones, se recomienda el iloprost. Si la gammagrafía ósea realizada al tercer día es normal, se suspende el protocolo y se puede dar el alta al paciente. Si la gammagrafía no sale correcta, se mantiene el iloprost hasta 7 días y se realiza una nueva gammagrafía ósea. Cuando la lesión por congelación se extiende más allá de las articulaciones metacarpo o tarsofalángicas, siendo menor de 12 horas de evolución, se puede recurrir a la trombólisis antes del iloprost.

Otra opción  es la oxigenoterapia hiperbárica que puede ser útil  gracias a una cámara de recompresión móvil que permita tratar la lesión por congelación grave en altitud antes del descenso.

Ante todo siempre la prevención primaria es fundamental; tener en cuenta la meteorología, el frío, el viento, la humedad, el equipo que llevamos, y tener en cuenta lo antes posible cualquier pérdida de sensibilidad cutánea. La prevención secundaria es igual primordial y está basada en el recalentamiento no traumático lo más precoz posible.

Foto 1: Árbol de decisiones. Foto disponible en J.-J. Morand. «Manifestaciones cutáneas relacionadas con el frío». Volunmen 51, número 3; Septiembre 2017.
Foto 2: Lesión producida por congelación. Foto disponible en J.-J. Morand. «Manifestaciones cutáneas relacionadas con el frío». Volunmen 51, número 3; Septiembre 2017.
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